Si los vistes con varias capas, será más difícil que tus pequeños se descubran. A la vez, será más fácil que los acomodes cuando cambie la temperatura. Empieza con una playerita simple y luego agrega cardigans, suetercitos, camiseras o chalecos. Complementa con un abriguito o chumpa.
Algunas telas como la lana o el poliéster son muy molestas para los niños. Pueden causarles irritación o comezón. Para evitar que se sientan incómodos, revisa que la tela tenga una textura suave y cómoda. Así, no se sentirán tentados a desvestirse.
Especialmente con los bebés, esta es una pieza infaltable de invierno. La cabeza es uno de los puntos más vulnerables, y la parte del cuerpo que menos calor retiene. Compra gorritos tejidos que se acomoden fácilmente y les protegerás su cabecita y orejas.
Las bufandas son un poco incómodas para los niños pequeños, sin olvidar que suelen ser un riesgo de asfixia. Elige camisitas con cuello alto o de tortuga para conservar el calor del cuello. O bien, ponles un sudadero con capucha.
El frío suele resecar la piel y los labios. Aplícales crema humectante y bálsamo labial a tus pequeñitos para que no se dañe su piel. Y no olvides que el bloqueador solar, aun en invierno, no puede faltarles.